“Monstruos…” hasta que se compruebe lo contrario
Por: Miguel Angel Arritola
Saber contar de manera interesante y atractiva una historia que es del dominio público a nivel mundial, no cualquiera lo puede presumir, sólo Ryan Murphy.
Y es Ryan quien vuelve a la carga con “Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menéndez” y lo hace como siempre, de una manera cargada de sexo, escandalosa, musical ochentero y todo lo mueve en un escenario magistralmente “jotero”, así se las gasta Murphy.
Recordemos que la historia va así:
El 20 de agosto de 1989, Lyle y Erik Menéndez, de 21 y 18 años, mataron a tiros a sus padres en la mansión familiar de Beverly Hills.
Los hermanos Menéndez fueron condenados a cadena perpetua en 1996 tras dos juicios muy publicitados, el primero de los cuales fue transmitido por la entonces naciente Court TV.
Cierto, es una historia que conmocionó al mundo entero y que tiene todos estos elementos que ama Ryan Murphy, en pocas palabras, es oro molido que supo explotar muy bien en esta serie de 9 capítulos, unos brillantes, otros no tanto.
Si bien es cierto que “Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menéndez” no cae en lo horripilante visual de “Dahmer“, (también de Ryan Murphy), Los asesinatos se describen con gran detalle gráfico y sangriento.
Ese juego maquiavélico de Ryan a la hora de dar detalles de los crímenes hace que lo ames o lo odies: Yo lo amo.
“Monstruos….” arranca el primer episodio fuerte y sin tantas vueltas, de inmediato se ve cómo los dos hermanos destrozan a balazos a sus padres; la escena es horrorosa pero necesaria.
Del episodio uno al 5, todo es brillante, el manejo astuto y creativo de las cámaras que capta los rostros de ángel y demonio de Lyle y Erik no tiene precio.
Pero del capítulo 6 al 9, “Monstruos…” tiene un serio problema, cae un poco el interés al volverse repetitiva y un tanto redundante. En 5 episodios hubiera partido plaza. Y es que del episodio 6 al 9, la narrativa se fractura y se pierde.
Se agradece que en “Monstruos…” se intente desentrañar los motivos que llevaron a los hermanos Erik y Lyle Menéndez al crimen.
¿Fue por dinero?
¿Fue por ambición?
¿Fue por odio?
Para juzgar y dar un veredicto hay que escuchar a Erik y Lyle.
Ellos caen en un recuento donde acusan a su padre de abusos sexuales escandalosos de cuando ellos tenían 11 años de edad.
Hablan de tortura psicológica y de agresión física.
Por supuesto que el valor y poder central de esta historia son las narraciones perturbadoras de los dos hermanos: Terribles y espantosas.
Ovación de pie para el reparto: PERFECTO
Lyle, (Nicholas Alexander Chávez) y Erik, (Cooper Koch) Menéndez, están de premio.
Alexander Chávez merece todos los galardones al igual que Cooper Kock: sus actuaciones son de un verdadero duelo de quién es el mejor.
Javier Bardem y Chloë Sevigny como los padres de Lyle y Erik están de arrebato.
Cada proyecto que hace de cine o televisión, Bardem se supera a puntos brillantes.
El papel de la abogada defensora Leslie Abramson (Ari Graynor), es de los mejores logrados en “Monstruos….”, qué dominio de escena y de cámaras, qué porte de mujer, me recordó irremediablemente a Glenn Close.
La versión siniestra que presenta Ryan de “Monstruos…” y su punto de vista del por qué los hermanos Menéndez llegaron al parricidio, eriza la piel,
.
Está en Netflix y en una escala de 5 al 10, “Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menéndez” logra un 9.5 porque si de contar historias sórdidas y aterradoras se trata, nadie como Ryan Murphy, para qué más que la verdad.