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“Malas Raíces” es una pieza intensa que apuesta a un thriller muy bien trabajado en escritura, dirección y actuaciones.
Es una puesta en escena creada y estructurada para alterar los sentidos y estrujar la cordura.
Aquí, hasta los muebles y las paredes “hablan”, “respiran” y “esconden” secretos que a veces son mejor mantener en la oscuridad.
Escrita y dirigida por Hernán Galindo, “Malas Raíces” encaja a la perfección en un thriller que danza de manera perturbadora en dos personajes, ejes centrales de un relato que eriza la piel.
La señora Isabella Capri (Guadalupe Treviño) es una inquietante novelista que está en tratos con Abril, (Claudia Zapata) una joven treintañera de bienes raíces, para comprar una antigua mansión que guarda secretos, secretos que tiñen de sangre tanto el pasado como el presente.
La Señora Capri ataca la avaricia de Abril a quien le confiesa que anda en busca de nuevas historias por escribir y si esa vieja mansión que le ofrece tiene historias de terror y de crímenes, la casa la podría pagar de inmediato y a un precio alto, más alto del estipulado.
Desde el primer encuentro de ambas, la relación transita entre lo amable y lo sarcástico, entre la bondad y la malicia, entre buenas y malas raíces.
Este trabajo escénico es poderoso y provocador por dos cosas: La punzante escritura y las contundentes actuaciones de Treviño y Zapata.
Las dos abrazan con vehemencia sus respectivos personajes, mismos que los sangran y los llevan a límites de locura total.
En “Malas Raíces” no se escatima en talento artístico, mucho menos en creatividad.
Guadalupe Treviño muestra a una Isabella Capri elegante y siniestra.
Treviño lleva a Capri a mostrarse como una fiera herida que busca atacar a su presa sin piedad alguna.
La manera de plantarse en el escenario y la forma en cómo arroja sus diálogos son en verdad de una actriz que ama con pasión su oficio.
Claudia Zapata carga a espaldas a una chica ambiciosa con una imaginación que inquieta y deslumbra.
Su juventud, su belleza y su ambición, son sus armas frente a a vida.
Su trabajo como vendedora de bienes raíces camina por senderos caprichosos que le exigen dejar el alma misma en cada escena.
Zapata sabe sacar la casta cuando el guion se lo requiere y exige; ella es actriz de altos vuelos.
En tanto, la actuación que brinda Mike Monfort como el custodio rudo y sin sentimientos, no requiere de diálogo alguno para estar al tamaño y altura de Treviño y Zapata.
“Malas Raíces” es un thriller psicológico donde los secretos y las mentiras enredan hasta al mismo espectador.
La obra seguirá en Casa Musa todos los lunes del mes de abril a las 20:30 horas.