A esta “habitación” le faltó desenfreno y … ¡Almodóvar!
Por: Miguel Angel Arritola
Sí, no lo niego, todo el sello de Pedro Almodóvar está en “La habitación de al lado”, 2024, (“The Room Next Door”).
Los colores chillantes.
El drama.
El amor entre iguales.
Pero faltó algo que sólo el cineasta español tiene.
Esa habilidad ingeniosa en el guion.
Esa creatividad de construir frases hilarantes que nos hagan o morir de la risa o ponernos pensar, que es lo que en verdad hacen una verdadera delicia sus películas.
Y como ejemplo puedo citar; “Mujeres al borde de un ataque de nervios”, “Volver” y “Hable con ella”, entre muchas más.
Si bien, “La habitación de al lado” es pulcra en todos los sentidos, actuaciones, dirección, guion, música, vestuario y locaciones, definitivamente hizo falta esa audacia y desparpajo de Almodóvar.
Los diálogos son muy sobrios.
Aquí todo es dolor.
No hay tregua alguna para respirar sin sufrir ante dos mujeres que luchan, una por vivir y la otra por morir.
Basada en la novela de Sigrid Nunez, “What Are You Going Through” , “La habitación de al lado” es de emociones fuertes, de diálogos crudos, lineales, pero perturbadores, de actuaciones que van de lo sublime a lo que le sigue.
Y es cierto lo que se plantea en esta historia.
A un amigo se le acompaña en las buenas y en las malas.
En las fiestas y en un café.
Quizás hasta a un funeral de alguien conocido.
¿Pero realmente un amigo acompañaría a su amigo a asistirlo para tener una muerte digna?
Ingrid, (Julianne Moore) está en una sesión de autógrafos de su nuevo libro.
Tiene a decenas de personas ansiosas para recibir su firma en sus libros.
Una de sus viejas conocidas al momento de estar frente a ella le notifica que su amiga Martha (Tilda Swinton) está en lucha contra el cáncer. Esta noticia impacta a Ingrid quien decide buscar a quien por años fuera su amiga.
EL reencuentro no puede ser más emotivo: Martha, instalada en un hospital, llora de emoción al ver a su amiga; hay tanto qué decir y tanto por hablar.
En ese reencuentro vienen los recuerdos, las anécdotas, los amores que ambas tuvieron en su juventud y también viene la confesión de Martha: El tratamiento no está funcionando y los doctores sólo le dan un par de meses de vida, un mes, quizás.
Martha, quien es una ex corresponsal de guerra, no quiere morir en agonía, por ello planea suicidarse con una pastilla que ha obtenido de forma clandestina y con su filosofía de: “El cáncer no puede atraparme si yo me atrapo primero”, le propone a Ingrid que la acompañe a morir con dignidad y no sola.
La idea le parece escalofriante y aterradora a Ingrid, quien no concibe tal propuesta pero Martha la convence para irse por un mes a una impresionante casa cubista en Catskills, cerca de Woodstock.
“Tú sólo estarás en la habitación de al lado” y la clave de mi muerte es que cuando veas la puerta de mi cuarto cerrada, es que habré tomado la decisión”
Swinton se mueve en un personaje sofisticado, elegante y a la vez rudo, adusto, frío. Todo lo expresa de manera contenida para después soltar esa carga de dolor que carga en su frágil cuerpo. Su actuación es prodigiosa, dulce y fuerte.
Moore se recarga más al papel de una mujer de un carácter optimista y de una sensibilidad peligrosamente desafiante. Se desliza ágilmente en el drama de una manera convincente.
En “La habitación de al lado”, Almodóvar emplea esa magistral paleta de colores que van del verde, al azul hasta el rojo sangre.
“La habitación de al lado” habla de manera estrujante y a la vez hermosa sobre la verdadera amistad y la dignidad frente a la muerte.
“La habitación de al lado” en una escala de 5 al 10, la película, Pedro Almodóvar, Tilda Swinton y Julianne Moore están de 10.