“El Silencio de los Inocentes: Una cinta de terror que sigue más escalofriante que nunca
La escena del asesino serial ”Buffalo Bill”, (Ted Levine), bailando desnudo frente al espejo al ritmo de de “Goodbye Horses” de Lazzarus en “El Silencio de los Inocentes”, (“The Silence Of The Lambs”) sigue siendo tan aterradora como el primer día que se estrenó allá por 1991.
Es una escena corta, muy corta, pero que encierra todo lo que esta película quiere proyectar.
La canción es un caso, es fabulosa y el desempeño de Ted Levine es simple y sencillamente brillante, hechizante y de una fuerza que altera los sentidos.
Este largometraje que ganó el Oscar a Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actriz, Mejor Actor y Mejor Guion, al paso de los años sigue manteniendo esa línea entre lo escalofriante y lo terriblemente fascinante.
“El silencio de los inocentes “ es la única película de terror que ha ganado el premio a la mejor película es este género de terror y suspenso psicológico.
Dirigida por Jonathan Demme, “El Silencio de los Inocentes” está basada en la novela homónima de Thomas Harris y relata en forma excepcional la historia de Hannibal Lecter, (Anthony Hopkins) un brillante psiquiatra y a la vez asesino en serie que practica el canibalismo.
Jodie Foster es Clarice Starling, una joven recluta del FBI que lucha por el ingenio y la dinámica de poder con el famoso genio y convicto Hannibal “El Caníbal” Lecter para ayudar a rastrear a Buffalo Bill”, otro asesino en serie.
El Dr. Hannibal Lecter permanece encerrado en una mazmorra de un hospital, es un monstruo que se come a sus víctimas.
La relación entre Clarice y Hannibal Lecter cruza lo límites de lo permitido, de tal manera que la comunión de ambos se vuelve tan poderosa que ninguno de ellos lo puede evitar.
La dirección sin pretensiones de Demme es contundente para crear una película que al paso de los años es más aterradora y fascinante.
Está en Prime Video y en verdad, vale la pena verla.
En una escala de 5 al 10, “El silencio de los Inocentes” alcanza un 10 perfecto.
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