Nicole Kidman brinda en “Babygirl” una actuación excitante, glamurosa y sin tapujos
Por: Miguel Angel Arritola
¿Qué nos ofrece “Babygirl”?
Una historia intensa y sexualmente apasionante, con una desinhibida Nicole Kidman trabajando en el que podría ser uno de sus papeles más importantes de su carrera.
Kidman brinda un trabajo excepcional e indiscutiblemente excitante.
“Babygirl” es pariente cercana del conjunto de películas de “50 sombras de Gray”, pero más afortunada en contexto, actuaciones, más no así en escenas de sexo.
Romy Mathis (Kidman) es una exitosa ejecutiva de una importante empresa de robótica.
A simple vista parece tenerlo todo: desde una elegante casa en los Hamptons, un impresionante apartamento en Manhattan y por si fuera poco, un esposo atractivo y amoroso, (Antonio Banderas) y dos hijas adolescentes que son toda su adoración, Isabel (Esther McGregor) y Nora (Vaughan Reilly).
En su trabajo, Romy es una mujer de respeto y sus compañeras la ven como un ejemplo femenino que se ha abierto camino en un mundo empresarial dominado por los hombres.
Pero esa imagen de mujer exitosa e intachable se viene abajo cuando conoce a Samuel, (Harris Dickinson) un joven audaz y sexualmente precoz al que como tutora, debe de preparar en el circulo de las empresas.
Samuel sabe el impacto que con su belleza masculina y su poder sexual provoca en Romy y lo utiliza para obtener de ella momentos desenfrenados de sexo rudo en hoteles de mala muerte.
Samuel cree tener el poder en esa relación sadomasoquista, pero lo que no sabe es que Romy es una mujer con obsesiones sexuales que pondrá en practicas con él.
Sexo en sus más audaces expresiones era todo lo que los dos buscaban, pero algo se sale de control y ambos caen en una dependencia sexual que no saben cómo manejar.
.”Babygirl” es un delicioso juego sexual oscuro, excitante, a veces incómodo pero con una vertiente atractiva, audaz y provocadora.
Nicole Kidman no sólo desnuda gentilmente su cuerpo, también desnuda mente y alma para darle vida a una mujer que vive atada por más de 21 años a un marido que jamás le ha provocado un orgasmo o un momento sexual satisfactorio.
Kidman desarrolla un desempeño ante la cámara increíble; Va de dominante a sumisa, de líder a esclava, de culpable a victima y todo en un tono tímido y mesurado.
Banderas, como el marido amoroso y comprensivo de Nicole no tiene gran campo para demostrar lo gran actor que es, pero su sola presencia llena la pantalla.
A Harris Dickinson lo salva lo atractivo y bello que emana de su ser. Es buen actor, sabe moverse bien. Su desempeño de un chico cínico y sexoso lo sortea con gran aplomo; otro actor en este rol resultaría chocante y odioso, a él no hay manera de odiarlo.
“Babygirl” es lenta, pero sabe a lo que va. Tiene escenas fuertes, brutalmente fuertes y también hay una escena entre burda y por demás penosa en la que Samuel le baila en “paños menores” a Romy a ritmo de “Father Figure” de George Michael.
Sin duda, el drama erótico que presenta la directora y escritora Halina Reijn proyecta una tensión sexual efectiva, tan efectiva que nos invita al final del filme a tomar una ducha fría, muy fría.
A comparación de muchas películas que este año están nominadas al Oscar, en lo personal, fácilmente quitaría a “Emilia Pérez” como Mejo Película y a Karla Sofía Gascón como Mejor Actriz y pondría en la terna a “Babygirl” como Mejor Película y a Nicole Kidman a Mejor Actriz. Y si estoy mal, que me caiga un rayo.
En una escala de 5 al 10, “Babygirl” tiene un fabuloso 9, un 9 casi tirándole a 10.
Sigue en cartelera.