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¡Deliciosamente
desquiciante!
“La sustancia”, (“The Sustance”), 2024, es una película donde la guionista y directora francesa Coralie Fargeat se permitió muchas licencias de filmes como “Carrie”, 1976, de Brian de Palma, “La Mosca” (“The Fly”), 1986, dirigida por David Cronenberg y “El hombre elefante”, (“The Elephant Man”), 1980, de David Lynch para tener un resultado espectacular en este. su segundo filme.
Malamente “La sustancia” se vende como una cinta de terror y no, para nada, más bien es un largometraje desquiciante y divertido que acaricia la ciencia ficción para abordar la discriminación por edad de las actrices de Hollywood, aunque esto no sólo sucede allá, es en todo el mundo.
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“La Sustancia” se beneficia al 100 por ciento al tener frente a la historia a una audaz y provocativa Demie Moore en un papel que ejerce con intensidad y en el cual no tuvo obstáculo alguno para mostrar a sus 61 años su cuerpo al desnudo total.
Moore es el motor que echa andar una historia complicada, aberrante y abiertamente asquerosa en muchas escenas.
Pero también “La sustancia” es atrevida, audaz y de un tono absurdo que cae en la exagerada violencia visual.
Los ejes de esta película se mueven en torno a Elisabeth Sparkle, de 50 años, quien después de ser una rutilante actriz de Hollywood, se ve en la necesidad de ser instructora de fitness para poder seguir vigente y acumular ingresos económicos para sobrevivir.
Pero para la televisión, en una mujer 5O años es un castigo, por lo que su jefe la despide sin miramiento alguno.
Esto la conduce a tomar una droga experimental llamada “la sustancia” para recuperar su juventud.
Esta droga crea temporalmente una versión más joven de ella misma, llamada Sue (Margaret Qualley).
Sue es perfectamente hermosa y con todos los atributos muy bien plantados: busto, “pompas” y un rostro excesivamente hermoso.
El lema de esta sustancia es “Sé la mejor parte de ti porque la droga no sólo te hace más joven, sino que te hace mejor”.
La primera parte de “La Sustancia” es de un respeto total, ya que vemos poco a poco cómo una mujer de 50 años se ve acorralada por su jefe Harvey (Dennis Quaid), un verdadero patán que es ejecutivo de televisión y que no tiene problema alguno en decirle a Elisabeth que la va a despedir por “vieja”.
Después la película toma una espiral entre lo absurdo, entre la fantasía y lo inverosímil.
Durante el desarrollo de la trama, la violencia poco a poco cobra importancia para al final caer en monstruos o seres mutantes o qué sé yo.
La directora francesa crítica de manera mordaz los estándares de belleza absurdos y poco razonables de Hollywood, pero lo hace en un tono ágil, entretenido y divertido.
La película, que ya ganó el prestigioso premio al Mejor Guion en el Festival de Cine de Cannes de 2024, tiene efectos visuales que escandalizan e incomodan; caen en lo grotesco, pero con un sello magistral, eso no se puede negar.
Demi Moore está en el personaje de su vida, la profundidad e intensidad con la que arropa su desempeño como actriz es brutalmente impactante.
Brinda una furia, una rabia y una pasión desmedida en su rol de actriz frustrada.
“La sustancia” es angustiante con una carga de escenas vibrantes y poderosas en intención y forma.
En el papel de Sue, (la otra mitad de Demi Moore) está Margaret Qualley y su actuación está a la altura de Moore.
Ambas regalan escenas fuertes y memorables y qué decir de Dennis Quaid, simplemente excelente en su justo rol de ejecutivo de Hollywood insano y despreciable.
“La sustancia” es divertida, en momentos puede ser aterradora y diabólicamente perversa.
Demie Moore debería de estar ya alistando sus mejores vestidos de gala porque de que sube al escenario del Oscar a recibir un premio a Mejor Actriz, no lo dudo ni un tantito.
En una escala de 5 al 10, “La sustancia” alcanza un 10 y más por ese final tan de homenaje a “El hombre elefante” y “Carrie”.